Mevlana y el amor de dios
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orden de mevlana
Al sufismo, aspecto más esotérico del islam, se le ha llamado también «Camino del Amor». El propio Mevlana dijo (siempre recitaba, nunca escribió) que «Por mucho que intente definir el amor, cuando llego a él me avergüenzo de mis palabras». Simplificando quizá demasiado, se dice que el sufismo es al islam lo que el misticismo es al cristianismo.
Los sufíes más conocidos a nivel internacional son, sin embargo, los derviches de la Orden Mevlevi, que son famosos por sus danzas giratorias que realizan con el acompañamiento de poesía cantada del Mathnawi, la principal obra del fundador de la Orden, Yalal al Din Rumi (1207-1273), uno de los más importantes sabios sufíes de todos los tiempos. Rumi pasó a ser conocido con el nombre de Mevlana (maestro) por sus seguidores porque les enseñó un método de perfeccionamiento espiritual. Este método incluye tres elementos que trascienden las barreras de la comunicación humana: la música, la poesía y el recuerdo. La combinación de estos tres aspectos tiene lugar en la ceremonia de la danza giratoria (Sema).
La Sema, compuesta por siete partes, representa el viaje místico de un individuo hacia Dios. La ceremonia intenta reflejar la naturaleza giratoria de todo lo que se encuentra en la naturaleza, desde las galaxias a los átomos. Mediante la Sema el sufí llega al conocimiento de la Verdad, lucha contra su ego y abraza la perfección. Cuando regresa de su viaje espiritual, lo hace como alguien que aspira a servir con amor y entrega a toda la creación.
En lo que se refiere a las largas ropas blancas que los derviches llevan en la Sema, éstas representan mortajas para el ego; los largos gorros en forma cónica simbolizan tumbas de piedra para ese mismo ego. Durante la danza mística, que puede durar horas, el derviche mantiene el brazo derecho levantado para recibir simbólicamente las bendiciones y energía de lo alto, mientras que el izquierdo está inclinado hacia abajo con el fin de derramar las bendiciones recibidas sobre la tierra. Los derviches forman un círculo y cada uno de ellos se mueve en armonía al ritmo de la música, aumentando lentamente la velocidad e intensidad de los movimientos hasta que todo termina en una cumbre de exaltación espiritual. Durante su vida, Rumi escribió una enorme obra literaria. Además de su obra cumbre, el Mathnawi, que está compuesto por seis libros y casi 25.000 pareados, compuso 2.500 odas místicas y 1.600 cuartetos. En el Mathnawi se expresa la voz de lamento del alma humana, que desea abandonar su exilio terrenal, buscando la reunificación con su Creador. Rumi enseñó que el amor era el camino hacia el crecimiento espiritual y el perfeccionamiento interior. En su obra, expresaba también una gran tolerancia hacia las personas de cualquier creencia.
Después de la muerte de Rumi, comenzaron a surgir pequeños grupos de seguidores que se expandieron por el territorio turco. Estos grupos construyeron semahanes (lugares donde se lleva a cabo la Sema), que se convirtieron también en centros educativos y de reunión de la comunidad. Desde Turquía, la Orden Mevlevi se extendió a otras partes del Imperio Otomano, incluyendo varios países mediterráneos, de los Balcanes y de la Europa Oriental. En todos ellos se construyeron edificios para albergar las actividades de la Orden. Muchos de ellos se han conservado hasta hoy en día.
La Orden Mevlevi vivió su apogeo durante el Imperio Otomano. Muchos sultanes otomanos eran miembros de ella y esto explica el considerable poder que los Mevlevis llegaron a ostentar en aquel tiempo. Sin embargo, tras el golpe de estado de Mustafa Kemal y el inicio del régimen kemalista, los musulmanes turcos pasaron a sufrir una difícil prueba que ha llegado hasta hoy. El estado laicista prohibió en 1925 las tariqas sufíes y confiscó sus propiedades. Hubo que esperar hasta 1953 para que el Estado turco autorizara de nuevo la realización de la danza derviche. Sin embargo, el Estado trató de mantener la Sema bajo su control y buscó también su secularización. Para ello contrató a personas que no pertenecían a la Orden para que realizaran estas danzas, con fines esencialmente turísticos. Así pues, ya no se trataba entonces de una Sema que mereciera tal nombre, sino de un simple espectáculo.
La prohibición llevó a los Mevlevi a realizar este tipo de prácticas de una forma secreta en sus casas o en otros lugares. Esto ha continuado ocurriendo así hasta los años noventa, con excepción de la celebración religiosa que tiene lugar cada 17 de diciembre en el Mausoleo donde reposan los restos de Rumi, situado en la provincia de Konia, y a la que acuden decenas de miles de Mevlevis. No obstante, con los cambios políticos y sociales habidos en Turquía en los últimos años y su posible adhesión a la Unión Europea, es probable que todas las restricciones que todavía pesan sobre las actividades espirituales de los sufíes turcos sean levantadas y sus tariqas puedan vivir de nuevo un notable florecimiento espiritual, similar al de pasadas épocas.
El Islam es una religión basada en el objetivo último de la paz, y el sufismo es el camino que lleva a su realización. Desde este punto de vista, alejado de cualquier fanatismo, las agresiones son siempre al ego, jamás a la criatura. Hay que entender la famosa espada del Islam en este contexto, es decir, como una espada que separa la verdad de la falsedad, como la espada de la discriminación. El ser humano debe tomar consciencia de que, si no adora al Dios Único, en realidad está adorando a distintos ídolos y postrándose en múltiples direcciones. Por eso, el sufismo acepta la naturaleza humana en toda su dimensión.
El gran poeta persa y místico sufí Jalaluddin Rumi, también llamado Mevlana (Horasan 1207 – Konya 1273), nos describe al ser humano como un ser con alas de ángel y cola de burro por su libertad para escoger entre el bien y el mal. Rumi dice que existen dos inteligencias; por un lado, una negativa que siempre duda, discute y va contra la verdad, y por otro, una positiva que, por el contrario, está correctamente orientada hacia la verdad, que es una ayuda y una luz en la dirección de descubrir la faz de Allah detrás de toda la existencia.
Descubrir esa faz es aproximarse a la Unión. En sufismo, existe un tipo de meditación llamada tefekkür, que consiste en una nueva mirada sobre la naturaleza y el cosmos que, en su grado más alto, permite ver la voluntad divina detrás de todo.
En el Corán, los milagros de Muhammad no ocupan el lugar central de la escena, como pasaba necesariamente con Jesús, sino que la creación es el milagro mismo y el musulmán tiene que despertar su capacidad primordial de darse cuenta de ello. En el Corán se habla de los ‘signos’ en múltiples pasajes o versículos: “¡Cuántos signos hay en los cielos y en la tierra! Pasan delante de ellos y se apartan” (Corán 12:105). Uno de los 99 bellos nombres de Dios es en la tradición musulmana El Innovador (Al-Badi), que significa que Allah no cesa de introducir novedades en Su creación. Él crea las similitudes y las desemejanzas, dado que, necesariamente hay al menos un aspecto por el cual se distingue una imagen de su semejante, y Él es el Innovador de este aspecto distintivo. Por ejemplo, la ciencia ha demostrado que no existen dos cristales de nieve iguales, como tampoco existen dos caras humanas idénticas.
Todo lo que han dicho los maestros sobre el sufismo son explicaciones relacionadas con determinadas moradas y estados espirituales, y no una definición general de él. Sin embargo, lo que se pude aceptar hasta cierto punto como la definición global del sufismo es: “El Sufismo es la senda hacia la Verdad, su provisión el Amor Divino, su método mirar en una sola dirección, y su objetivo Dios”.
El símbolo del Sufismo, es la Rosa. El tallo es el Camino Sufí, que está compuesto espacios y espinas, dolores y alegrías, como la vida misma; la Rosa es la belleza de la creación del universo, las creaciones de Dios, los 18,000 Universos creados, visibles e invisibles, la Esencia, el Perfume, Dios, el Objetivo del Salikh, del viajero, es transformarse en el Perfume; o bien, es la gota purificada que retorna y se pierde en océano divino.
En la Escuela Sufí, no existen grados, se compone por discípulos y Sheikhs o Maestros, y en muchos casos, o la mayoría, todos son Viajeros, en algunos ya Sufíes. No obstante existen grados interiores, de acuerdo las estaciones o estados del Alma, se dice que existen Siete Estaciones del Alma y 45 Etapas del Ser, pero también se dice que solo la Gracia de Dios nos puede abrir la Puerta a Su Presencia. Lo que sí está claro, que la Fuerza principal del Universo y de la Escuela Sufí y Mevlevi es el Amor, que es el único Poder que Transforma, Sana y da fuerzas a las alas del espíritu para su viaje al Señor de la Luz.
"La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido. "
- Aristoteles