Museo de Pergamo
Historia del Altar
El gran altar de Pérgamo constituye una de las más importantes muestras del arte, del saber y del pensamiento helenístico. erigido por Eumenes II en memoria de sus victorias sobre los gálatas, el monumento formó parte de la propaganda del estado y de la exaltación política nacional. El tema elegido para su friso exterior fue la Gigantomaquia o lucha cosmogónica entre dioses y gigantes; el friso interior narra la historia de Telefos, legendario fundador de la ciudad. Este artículo es un breve análisis del significado de esta obra, considerada como una de las maravillas del mundo antiguo.
El altar de cremación se erguía en el patio descubierto de una grandiosa estructura arquitectónica, de forma regular, revestida de x 34,20 m. de base). El mármoles (36,44 krepis conjunto descansaba sobre una plataforma de 5 gradas o , casi cuadrada, sobre la que se alzaba un doble podio en desnivel, delimitado por una cornisa en saledizo
El zócalo superior estaba revestido con un inmenso friso, que rodeaba todo el exterior del edificio (120 m. longitud por 2,30 m. altura). Representaba uno de los más antiguos mitos griegos: la lucha cosmogónica entre divinidades y gigantes, principio de los tiempos. La zona superior acaecida al del edificio estaba configurada por una doble galería de columnas de casetones, cuyos laterales se prolongaban jónicas, con cubierta en dos prominentes alas. Estaba dividida en dos por un tabique central, que permitía su comunicación, formando una especie de deambulatorio que se extendía por sus extremos oriental, meridional y septentrional. La superficie interior de esa pared se adornaba con paneles relivarios, cuyo tema era la legendaria historia de Telefos. Elflanco occidental se abría a la gran escalinata de entrada. Sus 28 escalones marmóreos ascendían airosamente entre los lados del podio y los remates del pórtico. La techumbre del edificio gravitaba sobre un entablamento de tipo asiático, es decir, con arquitrabe tripartito (tritenia), una fila de dentículos y una cornisa orlada por motivos decorativos semiesféricos. El techo estaba coronado por cuadrigas de caballos, figuras de dioses y escenas de la caza del león.
La ordenación arquitectónica del monumento enlazaba principios constructivos puramente griegos con innovadores contrastes en la disposición del espacio, fruto de la imaginación oriental y de la atrevida concepción artística del momento. Así, la horizontalidad de su cuerpo inferior, con su amplio pedestal y su zócalo de perfil escalonado, competía con la esbeltez de la columnata superior, logrando un efecto armónico, tan solo quebrado por la decidida irrupción de la escalinata central. Por otro lado, el circuito de 90 columnas, que ceñía el exterior, bien podría evocar el contorno de un templo períptero; sin embargo, la adopción de la forma porticada pudo estar
inspirada en la estoa soportal urbano de origen minorasiático destinado al paseo o a la protección de las inclemencias meteorológicas. observa cierta similitud entre el recinto interior del altar y los patios columnados de las viviendas helenísticas de la isla de Delos (s. II a.C.).
El friso de la Gigantomaquia.
El tema representado en el friso es la llamada "Gigantomaquia", batalla cosmogónica entre los gigantes, hijos de Gea, la Tierra, y las divinidades del Olimpo dirigidas por Zeus. Este tema mitológico fue una representación muy utilizada en la cerámica griega desde la época arcaica, siendo también un motivo ornamental que aparece en las metopas orientales del Partenón (siglo V a.C.). El mito narrado por Apolodoro, cuenta la sublevación de los gigantes, nacidos de la Tierra (Gea) y el Cielo (Urano), contra Zeus, por que éste encerrara a sus hermanos, los Titanes, en el abismo (el Tártaro). Zeus llama en su ayuda a todos los dioses del Olimpo, implicando así a todas las fuerzas del Cosmos en esta lucha por el poder.
No se conocen los nombres de los artistas que intervinieron en la realización del altar, aunque sin duda debieron ser de los mejores de su época. Sólo se han encontrado algunas placas metálicas con nombres que, a modo de firmas, estaban distribuídas a lo largo del friso exterior. Teorreto, Menecrates, Orestes, Melanipo y Dionisíades; quien sabe si entre ellos se encuentra el o los arquitectos que idearon tan impresionante obra. Durante la II Guerra Mundial, se desmantelaron los frisos para ser guardados en refugios que los mantuvieran a salvo de los bombardeos enemigos. Terminada la guerra, el edificio del museo había quedado tan dañado que no pudo recibir nuevamente las obras. Éstas quedaron al cuidado de la Unión Soviética, depositadas en el Museo del Hermitage, en Leningrado. Recién en 1958, pudo rehabilitarse el Museo de Pérgamo y recibir nuevamente los frisos del Gran Altar de Zeus.
"La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño. "
- Wilhelm Nietzsche